Durante las próximas semanas comenzará un nuevo ciclo de siembra para el maíz con destino grano comercial, registrándose durante la precampaña expectativas de crecimiento en la superficie destinada al cereal.
Los relevamientos realizados a lo largo del país y de la cadena del cultivo mostraban hasta hace dos semanas un importante aumento en la intención de siembra en todas las Zonas-PAS, traccionado por las buenas reservas hídricas. Pero el nuevo escenario económico que transitamos puso cota a la potencial expansión del cereal. Así lo detalló la Bolsa de Cereales de Buenos Aires en su informe de pre-campaña de maíz.
A la fecha, se estima que la superficie destinada a maíz alcanzaría 6.200.000 hectáreas durante la campaña 2019/20, reflejando un incremento interanual de 3,3 % (200.000 hectáreas en números absolutos), lejos del 6,7 % estimado en un principio. De mantenerse la presente intención de siembra, el cultivo alcanzaría otro récord de área en la serie PAS.
Esta primera proyección de superficie se ubica un 29 % por sobre el promedio de las últimas cinco campañas (Superficie promedio 2014/15 a 2018/19: 4,8 MHa). Respecto a la distribución del área entre las diferentes modalidades de siembras, se prevé un aumento en la proporción de planteos tempranos y una reducción de tardíos.
Esto se debe a que al momento de modificarse las perspectivas económicas, muchos productores ya habían tomado posición sobre insumos necesarios para comenzar las siembras tempranas, mientras que los planteos tardíos iniciarán su ventana de siembra a mediados de noviembre. No obstante, la actual proyección de superficie se encuentra sujeta a la evolución del escenario económico y climático durante los próximos meses.
Escenario Económico
A la hora de analizar los incentivos económicos para la nueva campaña, es importante prestar atención tanto al escenario internacional como local, que configuran un escenario complejo. El mercado mundial de commodities agrícolas se encuentra afectado por una combinación de factores que genera efectos disruptivos en la producción, los flujos comerciales y los precios internacionales.
A la guerra comercial entre las principales potencias del mundo y la fiebre porcina en China, se sumó en los últimos meses una nueva fuente de incertidumbre: las consecuencias de las inundaciones en el corazón productivo de los Estados Unidos durante plena ventana de siembra, que provocaron un atraso de siembra histórico y una reducción del área destinada tanto a maíz como a soja.
La consecuencia de esta reducción sobre el balance de oferta y demanda mundial será importante. A nivel global, los stocks finales se ubicarían en torno a los 101 millones de toneladas de soja y 307 millones de toneladas de maíz, provocando una disminución de la relación stock/consumo con respecto a la campaña anterior, dando señales de un mercado más ajustado.
No obstante, es importante señalar que el retraso en la siembra aumenta la vulnerabilidad de los cultivos exponiéndolos a eventos climáticos adversos en el periodo crítico de maduración, lo que añade inestabilidad e incrementa la volatilidad de precios en función de las perspectivas climáticas para el hemisferio Norte y su impacto en la condición de los cultivos.
En este sentido, después de un rally positivo en la cotización del maíz en Chicago, en las últimas semanas se produjo un pronunciado descenso del precio luego de que el USDA estimara en su último informe mensual una producción mayor a lo que esperaba el mercado.
En el plano local, los recientes resultados electorales y su consecuencia en los mercados cambiarios y financieros han configurado un nuevo escenario, con repercusión en la economía en su conjunto y el sector agropecuario en particular.
Si bien es cierto que los efectos están limitados por el hecho de que parte de las decisiones ya han sido tomadas, el cambio de expectativas repercutirá de todas maneras en los planteos productivos y en la decisión de siembra principalmente de maíz tardío. A la inestabilidad cambiaria se le suma un salto en la tasa de interés que limita el financiamiento de capital de trabajo.
Hay que tener en cuenta que el maíz requiere de una mayor inversión por hectárea que la soja y en un contexto de elevado costo del dinero, el cereal suele ser el más afectado.
En un marco de mayor incertidumbre con respecto de las políticas que afectarán al sector en 2020, y un mercado internacional con tendencia bajista en las últimas semanas, la relación de precios soja/maíz comenzó a desmejorar para el cereal a mediados de julio, incluso superando en los últimos días los registros de campañas previas para el mismo periodo del año.
Respecto a los márgenes brutos, la situación no ha cambiado mucho en comparación a la campaña previa, pero sí en relación a lo que se observaba con anterioridad al salto del tipo de cambio. Como se comentó, el cambio en el set de precios relativos fue deteriorando el panorama para maíz, aunque en una gran proporción de las zonas productivas continúa siendo la opción más redituable.
Hacia adelante, y pensando en el inicio de la ventana de siembra del maíz tardío, debe monitorearse la evolución de las variables económicas y políticas descriptas. De continuar este escenario de volatilidad, nos encaminarnos hacia un contexto relativamente más favorable a planteos que requieren menor inversión tecnológica y tienen un menor riesgo asociado, como la soja.