El clima dio vueltas las expectativas sobre la campaña agrícola

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El Centro de Estudios y Servicios de la Bolsa de Comercio de Santa Fe elaboró un informe especial respecto del ciclo agrícola 2020/ 2021, indicando que el sector venía de mostrar un excelente desempeño productivo en los dos últimos ciclos, pero, el mal clima comenzó a amenazar la campaña gruesa 2020/2021, que, de continuar, sumaría un problema más, a la ya golpeada actividad económica.

“En el plano comercial, la situación es mucho más optimista”, dice el informe. “Nos encontramos con precios que no se observaban hace mucho tiempo y con fundamentos que todavía están muy firmes, lo cual nos permite esperar que se mantengan a estos niveles. La pregunta que restará por responder es cuán grave será la afectación de la falta de lluvias a los cultivos, y si esta se podrá compensar, en términos económicos, mediante las mejoras en los precios”.

El informe sostiene en las conclusiones finales, que “siempre y cuando las cuestiones climáticas no sigan perjudicando la producción, aún estamos en condiciones de esperar una buena campaña agrícola que impulse, o al menos acompañe, una hipotética recuperación de la economía argentina. Más aún, la suba de precios observada en los últimos meses acarrea expectativas de un mayor ingreso de dólares genuinos, muy necesarios para estabilizar el mercado cambiario”.

Respecto del trigo, entre otros datos aportados, indica que durante la segunda mitad de julio finalizó la siembra del cereal con un total de 348.500 ha, un 7,8% menor a la campaña 2019/2020. Allí ya se comenzaban a observar dos realidades diferentes: por un lado, los trigos de ciclo largo con un óptimo inicio de ciclo, buen estado sanitario y buena respuesta a las fertilizaciones; por otro, los cultivares implantados en segunda instancia – ciclo intermedio y corto – comienzan a evidenciar retraso en el crecimiento y una defectuosa absorción de los nutrientes aplicados en la fertilización inicial.

A partir de dicho momento la condición del cultivo se fue deteriorando, alcanzando para la segunda mitad de octubre más de la mitad de los cultivares en condiciones regulares a malas.

Este deterioro del cultivo, por supuesto, se verá reflejado en una merma productiva respecto a la campaña pasada y respecto al potencial de la zona. En este sentido, se estima que en el centro-norte santafesino el rendimiento promedio se ubicará entre 13 y 14 quintales por hectárea menos que la última campaña, en la cual se lograron 34,3 qq/ha. Ello significaría una caída en la producción de 720.000 toneladas, aproximadamente.

Con una siembra  de girasol que comenzó entre finales de julio y principios de agosto, para la zona, la misma debió ser tempranamente interrumpida debido a la falta de agua útil en la cama de siembra, complicando así los planes iniciales. De esta manera, el proceso de siembra se fue dando de manera lenta y a medida que se observaban precipitaciones, no sólo retardando el ciclo agrícola, sino que también impidiendo cumplir con las intenciones iniciales, que se ubicaban en 108.500 ha.

La ventana de siembra finalizó a comienzos de octubre en el centro-norte de la provincia, logrando 97.800 hectáreas, 10.700 menos que la intención al inicio de la campaña y un 9,9% inferior al ciclo 2019/20. Considerando el rendimiento promedio histórico de la zona, esta pérdida de área significaría una merma productiva de alrededor de 22.800 toneladas.

En este caso, los cultivares en general no evidencian un importante deterioro en el desarrollo por el déficit hídrico. Aunque en algunos lotes se comenzó a observar este fenómeno hacia finales de octubre, ocurrieron lluvias durante la última semana de ese mes que podrían legar a tiempo para revertir la situación. Las próximas semanas serán claves, ya que comienzan las etapas reproductivas, durante las cuales la demanda de agua es mayor.

La ventana de siembra de maíz de primera comenzó en los primeros días de septiembre, a ritmo sostenido, principalmente en la zona de las cuencas lecheras, destinado a autoconsumo. Para este fin se estima que se destinaron 23.400 ha, mientras que la superficie sembrada final fue de 88.200 ha. Al igual que lo sucedido en el cultivo de girasol, la siembra se vio interrumpida por la falta de precipitaciones, impidiendo lograr las intenciones iniciales y culminando con un 10% de hectáreas sembradas menos que en la campaña 2019/20.

Además hacia la tercera semana de octubre se observaron impactos en el cultivo derivados de los altos registros térmicos en conjunto con falta de lluvias, reflejado en acartuchamiento de las hojas y retraso en el desarrollo y altura de plantas. En principio, las lluvias ocurridas la última semana de octubre llegarían a tiempo para revertir estos signos de estrés hídrico, permitiendo un buen desarrollo del cereal, en caso de que las precipitaciones vuelvan a niveles normales para los próximos meses.

Por último sobre la soja de primera, detalla que durante las últimas semanas y con la ocurrencia de precipitaciones, el proceso de siembra de soja de primera comenzó, con intenciones iniciales de 950.000 ha, un 5,5% más que la campaña pasada. Este dato podría indicar que parte de las intenciones no concretadas en los otros cultivos, o los lotes de trigos más afectados por la sequía que se dieron de baja, se pasarían a este cultivo.

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