El 67% de lo que tributa una hectárea agrícola son impuestos nacionales no coparticipables

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Cada $100 de renta de una hectárea agrícola promedio, van $68,30 al Estado en impuestos nacionales, provinciales y municipales. Mientras que el promedio ponderado de cultivos a nivel nacional es de 68,3%, la participación del Estado en soja es del 69,7%, maíz 65,4%, trigo 67,8% y girasol 59%. Así lo señala el último índice de FADA (Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina).

La participación del Estado está compuesta por impuestos nacionales, provinciales y municipales. Los impuestos nacionales no coparticipables representan el 67,4% del total de impuestos, y son principalmente los derechos de exportación, a los que se le suma el impuesto a los créditos y débitos bancarios.

Los impuestos nacionales coparticipables entre el Estado nacional y los Estados provinciales, representan el 26,6% de los impuestos medidos. Acá tenemos principalmente el impuesto a las ganancias (neto del impuesto a los créditos y débitos) y el IVA.

Por otro lado, el informe aclara que las restricciones impuestas al acceso al tipo de cambio oficial, más conocido como cepo cambiario, han generado una importante brecha cambiaria, con un tipo de cambio oficial de $69,67 un dólar bolsa de alrededor de $107 y un blue de $125.

En los últimos 12 meses, el incremento del tipo de cambio nominal oficial fue del 61%, pasando de $43,40 por dólar a $69.97. En los últimos 3 meses, se incrementó un 9,7%. En términos de tipo de cambio real multilateral, en los últimos 12 meses mejoró un 2%.

“Que el tipo de cambio real evolucione por encima de los costos es positivo para el resultado económico de estas actividades agrícolas ya que reduce el valor en dólares de los costos pesificados. También colabora en este sentido el congelamiento del precio del gasoil, principal costo de los fletes y labores agrícolas”, advirtió David Miazzo, Economista Jefe de FADA.

Si se analiza la estructura de costos de los cultivos de acuerdo a la moneda en la que están expresados, se puede identificar que un 58% de los costos de una hectárea de soja están estrictamente dolarizados mientras que el restante 42% están pesificados.

Esta relación en marzo de 2020 era 56%-44%, pero al mejorar el tipo de cambio real, hace que los componentes pesificados tengan menor peso relativo. Si se considera el costo de la tierra dentro del esquema de costos, los costos dolarizados en una hectárea de soja pasan a representar el 68%.

En el caso del maíz los costos dolarizados ascienden al 62% de la estructura, mientras que los pesificados alcanzan el 38%. Si se considera el costo de la tierra, el peso de los costos dolarizados asciende al 68%.

Sin embargo, el componente en pesos tiene una alta relación con el dólar. Esto se da por dos motivos: la rápida transmisión de la devaluación a los precios y porque dentro de los costos pesificados está, por ejemplo, el flete cuyos costos dependen en gran medida del precio del combustible y este está ligado al precio del petróleo y del dólar.

Lo mismo con las labores. Además de que el valor de los camiones y maquinaria también guarda correlación con el tipo de cambio. “Así como esta relación encarece la estructura de costos pesificados en momentos de devaluaciones, también ayuda a anclarlos en momentos de tipo de cambio oficial estable, como los últimos meses”, aclaró Miazzo.

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