Cada 30 de agosto en Tandil se celebra el día del trabajador de la industria del chacinado. El propósito de transformar la carne en nuevos productos con alto valor agregado como son los chacinados tiene su historia en nuestro país, se logra utilizando distintos métodos de elaboración y con el aporte inconfundible del hombre y la naturaleza donde se realiza cada receta
¿Cuál es la diferencia entre una salazón y un embutido Seco? La salazón es un proceso salino para la conservación de carnes, que a su vez puede hacerse usando sal seca (sal) o húmeda (salmuera) y se parte del corte de carne tal cual sale del cerdo, como puede ser la Bondiola o el Jamón Crudo.
En cambio, los embutidos secos, son productos preparados sobre la base de carne y otros ingredientes como especias, semillas y verduras, que son cortados y embutidos dentro de una tripa para su posterior curado, donde el perfil de sabor se define por la condimentación, el estilo de picado y el tiempo de estacionamiento.
La diferencia entre un kilo de carne y un kilo de chacinado está dada, en gran parte, por la mano de obra que se necesita en ese proceso, lo que determina el desarrollo y crecimiento de la Economía regional. En una comunidad como la de Tandil, en la provincia de Buenos Aires que potenció también el desarrollo turístico asociado al producto, se generan más de 1200 puestos de trabajo directos y 3500 indirectos, propiciando una mejor calidad de vida para sus 157.000 habitantes. A esto se suma el logro del sello que certifica la denominación de origen de Tandil protegiendo al consumidor y a toda la cadena productiva provocando un crecimiento sustentable.
Este sector estratégico para el país se ha desarrollado en tres grandes etapas. Primero la época de las Vaquerías. Luego la época de los Saladeros, en la cual la salazón de carnes (Tasajo) y la de los cueros era la principal preocupación de la explotación industrial para exportación, año 1850. Y finalmente la época de los Frigoríficos. Hacia 1870 se produce la revolucionaria transformación en la conservación de las carnes, época de los frigoríficos, sustitución de la sal por el frío y primer embarque de carnes frescas con la utilización de ese método.
Es aquí donde comienza a desarrollarse el sector chacinero argentino, con características artesanales y con propiedades bien específicas a comienzo del siglo XX, lo que la diferenció de la industria frigorífica propiamente dicha, hasta llegar a la actualidad, donde existen más de 600 empresas familiares, en su mayoría pequeñas, con realidades bien distintas.
“A nuestra empresa la formó mi abuelo, un inmigrante italiano de la posguerra que llegó con muchísimas recetas y la visión de que nunca faltara el alimento en su hogar”, relata Pablo Cagnoli, presidente de la empresa y tercera generación de la Familia chacinera.
“Hoy en día, el sector del chacinado integra a toda la cadena agroalimentaria porcina que nace con el maíz y termina en productos de alto valor agregado como son los jamones cocidos, crudos, salames, salamines, chorizos y tantos otros que son referentes en el mercado internacional de especialidades, principalmente en Latinoamérica”, agrega el vicepresidente del consejo de la denominación de origen salame de Tandil y Miembro de APYMET (Asociación de la Pequeña y Mediana Industria de Tandil).
La idea de lograr una certificación llegó de un ingeniero que conoció el proceso de certificación en Europa. Se trataba de un modelo de protección de productos autóctonos, un sello que es garantía de calidad basada en la producción de un alimento con un terruño particular por el clima, el suelo, la cultura, las recetas. Los más conocidos del mundo son el queso roquefort y el champagne.
El Consejo de productores, del cual participan las familias que elaboran salames artesanales, han logrado la certificación para la denominación de origen del Salame de Tandil, que es una membresía que otorga el Estado Nacional, que protege el gentilicio que habla de la calidad de un producto que se hace en una región con determinadas características y da garantía al consumidor de que el producto es de ese lugar.
La elaboración de un chacinado surge del campo y llegó a las ciudades, derramando crecimiento con la apertura de tiendas gourmet para que a nadie le falte una picadita en cualquier momento del día.