La suba de costos y la incertidumbre política achicarán el área de maíz

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Desde la primera semana de julio se dio inicio al relevamiento de precampaña de maíz con destino grano comercial para el ciclo 2022/23, registrándose la intención de siembra en cada una de las quince zonas PAS. El promedio de los últimos cinco años muestra una ventana de siembra extensa que inicia en el mes de agosto y culmina los primeros días de febrero en el norte del país. Así  lo expresa el informe de precampaña de maíz de la Bolsa de Cereales de Buenos Aires.

El escenario general muestra una tendencia negativa, aunque heterogénea en términos de superficie a implantar, vinculada a: la variabilidad de los rindes recolectados durante el ciclo previo, un nivel de reservas muy ajustadas en el inicio de la ventana de siembra temprana del cereal, una relación insumo/producto más desfavorable en relación a campañas pasadas, y un aumento importante de los costos que disminuye los retornos en un ambiente de alta incertidumbre y aumenta la competencia directa de cultivos con menores requerimientos de inversión, como la soja de primera, especialmente en el centro del área agrícola.

Frente a este panorama, se proyecta una superficie total destinada al maíz con destino grano comercial de 7.500.000 hectáreas para la nueva campaña, sujeta a la evolución de las variables económicas y climáticas (lluvias, temperaturas, etc.) durante toda la extensa ventana de siembra.

Es importante mencionar que se realizaron ajustes en la superficie destinada al cereal en el ciclo 2021/22 luego de realizar clasificaciones supervisadas de toda el área agrícola argentina. Este trabajo mostró un número mayor de hectáreas implantadas con maíz por lo cual, la superficie final de maíz con destino grano comercial asciende a 7,7 MHa.

En términos relativos tomando en cuenta esta nueva estimación, la actual proyección refleja una reducción interanual del área sembrada del -2,6 % (es decir, unas 200.000 hectáreas por debajo de la campaña previa) y un incremento del 7 % en comparación al promedio del último quinquenio.

Tomando en cuenta las variables relevadas durante el mes de julio y las primeras semanas de agosto, el escenario es negativo para el cereal de verano a nivel nacional, pero al mismo tiempo muy heterogéneo cuando se analiza a nivel regional. En el centro del área agrícola, se menciona a la competencia por costos con el cultivo de soja y las reservas ajustadas de humedad como los principales motivos para disminuir el área destinada al cereal.

En cambio, hacia el norte del país los rindes registrados durante el ciclo 2021/22 y la necesidad de mantener rotaciones equilibradas sostienen la intención de siembra. En el sur del área agrícola, la superficie que no pudo ser sembrada con cultivos de fina, podría tener como destino la siembra de girasol o maíz, relegando a la soja como tercera opción. La evolución del área destinada a maíz, y la relación temprano/tardío, estará supeditada principalmente a la evolución de las lluvias durante los próximos meses.

Las relaciones insumo-producto se deterioraron para el maíz y el resto de los cultivos, puesto que se necesitaría un 40% más de grano para comprar la misma cantidad de fertilizantes y combustibles con respecto a la campaña 2021/22. Asimismo, el riesgo de profundización de las restricciones a las importaciones tras la escasez de dólares afectando a la producción por el lado de los rendimientos. A esto hay que sumarle el riesgo de cambio en las políticas agropecuarias y mayores restricciones a las exportaciones, detalló el informe.

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