En el marco de la inauguración oficial de la Exposición Rural 2025 el Presidente de la Sociedad Rural Argentina, Nicolás Pino, durante su discurso centró los reclamos más importantes del sector agropecuario:
«Debemos poder trabajar junto con la Nación, las Provincias y los Municipios. La función del Estado, en cualquiera de sus niveles, no es ciertamente ni reemplazar ni trabar nuestra actividad privada. Deben, por el contrario, generar condiciones que permitan la producción, y que nos coloquemos al nivel de los países que son, en este momento, nuestra competencia. No podemos, como argentinos, perder otra oportunidad.»
«¿Cuáles son las condiciones que pedimos? En primer lugar, que se continúe reduciendo la carga impositiva, para liberar nuestra capacidad productiva. Esto incluye, ante todo, eliminar las retenciones. Pero también eliminar las superposiciones impositivas. Un caso importante es el impuesto a los ingresos brutos establecido por algunas Provincias, cuyo peso monetario es tal que, en algunos casos, iguala o supera al de las retenciones. Otro caso frecuente son las tasas viales que cobran los Municipios, pero que después no se aplican en la mejora de los caminos.»
«Desde el año 2002 hasta hoy, las retenciones al campo han aportado más de 200.000 millones de dólares a las arcas del Estado. ¿Dónde está hoy ese dinero? ¿Qué hicieron con él los Gobiernos? ¿Qué mejora en la situación del campo, o en la situación del país, se ha logrado con el dinero de las retenciones? Ninguna. Hay algo que debe quedar muy claro: las retenciones no son un problema sectorial de los productores agropecuarios. Las retenciones trascienden nuestro negocio. Son un flagelo para el bien común, un daño que se le hace a la Argentina en su conjunto, trabando gravemente su desarrollo.»
«No nos cansaremos de decir que son un impuesto injusto, confiscatorio, con alícuotas obscenas que llegan al 33% del precio de mercado de nuestros productos. Son discriminatorias con respecto a los demás sectores económicos del país, y desalientan la producción agropecuaria. Si las retenciones se suprimieran, inclusive el Estado se beneficiaría, porque recaudaría más aún a través de otros impuestos que ya existen, y son proporcionales a los resultados del trabajo realizado por los productores. Se eliminaría así un círculo vicioso que ahoga al productor y paraliza el crecimiento.»
«No hay nadie, inclusive ningún político, ni aún los funcionarios de este propio gobierno, que no admita, en público o en privado, que las retenciones son desastrosas. La terrible consecuencia es que las pequeñas y medianas empresas del campo se están ahogando. Quedan en el camino. Desaparecen, y afectan, en su caída, al entorno social que las rodea.»
«Las retenciones son una calamidad producida por los propios responsables de administrar y hacer crecer al país. Son peores que la peste, la inundación o la sequía. ¿Qué nos pasa como país, que no se termina de eliminar este castigo inútil?»
«El campo argentino, en este momento, ya no es más el lugar pacífico y tranquilo que supo ser. Se multiplican los casos de abigeato, cacería ilegal, daños a silos y cosechas, robos y daños personales, incluida la pérdida de vidas humanas. No hay personal de seguridad suficiente, que proteja efectivamente a la gente del campo, y necesitamos fiscalías especiales dedicadas a los delitos rurales. Esperemos que la acción de la Justicia en el campo alcance, en breve, el dinamismo y la eficiencia que necesitamos.»
«La creación, por parte del Estado, de un Fondo de Cese Laboral, en la cual está colaborando la SRA, es una herramienta que puede ofrecer soluciones integrales a estas problemáticas. Basado en los principios de libertad y desregulación, ese Fondo daría previsibilidad a las obligaciones de los empleadores, y reduciría los costos judiciales, que no generan beneficios para ninguna de las partes. Permitiría dotar de flexibilidad a las empresas, y de mayor seguridad a los trabajadores.»
«El Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) debe seguir existiendo. Debe dedicarse a la investigación y al desarrollo al servicio de los productores; seguir trabajando en el campo de la biotecnología, y continuar desarrollando nuestras herramientas, adaptando las tradicionales y dando acceso a las nuevas, incluidas la inteligencia artificial y la robótica. Para eso, el INTA debe valorar a su personal calificado y tener una gestión dinámica de sus cuadros profesionales y administrativos.»
«Un caso particular que demanda nuestra atención es la necesidad de un mantenimiento adecuado de la hidrovía, destinada a transportar la mayor parte de la producción agropecuaria argentina. Ese mantenimiento debe ser licitado por el Estado Nacional, lo antes posible, a los efectos de reducir las tasas a las cargas, los peajes y el costo de los servicios de la hidrovía. Esa demora daña en este momento, en forma absurda, la competitividad de los productos argentinos.»
«Por ese camino, aceleraremos la tarea de continuar desterrando a la pobreza de nuestro país. Seis millones de niños, todavía hoy, tienen carencias alimenticias. Mientras la inteligencia artificial avanza, nuestros niños, es decir, la próxima generación de adultos, retroceden. Pero si al campo se le brindan condiciones adecuadas, se va a producir un crecimiento tal en oferta de bienes y de trabajo que, en definitiva, terminará dándoles no sólo alimentos sino también un futuro.»
«El agro invierte todos los años, totalmente a riesgo propio, no menos de 35.000 millones de dólares. Si pudiéramos trabajar en libertad, la producción de cereales y oleaginosas superaría los 200 millones de toneladas; la de todas las carnes, 8 millones de toneladas; la de leche, 14 mil millones de litros; y la forestal, 2 millones de hectáreas. El valor de nuestra producción total pasaría de 40.000 a 60.000 millones de dólares.»
Después del pedido de Nicolás Pino, el Presidente de la Nación, Javier Milei, que se hizo presente en el palco oficial con parte de su gabinete detalló el anuncio preparado para el campo argentino:
«Desde hoy, las retenciones a la carne aviar y vacuna se reducirán del 6,75% al 5%; las retenciones al maíz, de 12% a 9,30%; las retenciones al sorgo, de 12% a 9,30%; las retenciones al girasol, de 7,5% y 5% al 5,5% y 4%; y también las retenciones a la soja, del 33% al 26%, y a los subproductos de soja, del 31% al 24,5%.»
«Para tener un orden de magnitudes, esto redunda en una reducción de retenciones líquidas para las cadenas de granos del 20% y una reducción en la cadena de ganado y carnes del 26%, que será permanente. Lo cual busca dar impulso al campo, el sector con mayor productividad de la economía y fuertemente castigado por estos impuestos en los últimos 20 años. Esto incluye también las rebajas transitorias que anunciamos sobre trigo y cebada, que también serán permanentes.»
«Repito, estas reducciones son permanentes y no tendrán vuelta atrás mientras yo esté en el gobierno.»
«Eliminar las retenciones es una obsesión para nuestra gestión y hemos dado muchos avances en esa dirección. Ya eliminamos las retenciones a las economías regionales, al sector lácteo, a la carne porcina y a algunos segmentos de carne vacuna. Además, hemos reducido las mismas para el trigo y la cebada. Pero es muy importante tener presente que todo esto es posible únicamente gracias al superávit fiscal que hemos conseguido, al cual cuidamos como agua en el desierto ante los embates sistemáticos de la casta política.»
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