Se observó desde el mismo comienzo de la siembra de trigo que “la tecnología utilizada y que se utilizaría (fertilización) sería importante y mayor a la del año anterior, en promedio un incremento de 25 a 30 % más, en esta etapa de siembra, con situaciones y casos puntuales, del 50 %”. Así lo detalló la Bolsa de Comercio de Santa Fe en su primer informe de junio.
“Este ánimo por parte del sector productivo estuvo y continuaría sostenido por lo bueno que fue la campaña anterior, por las condiciones óptimas de arranque (siembra) y los valores comerciales actuales y a futuro”.
El proceso de siembra avanza con ritmos muy dispares, estando regulado por las condiciones edáficas y de óptima disponibilidad de agua útil en la cama de siembra, “que no fue uniforme en toda el área, sino que dependió fundamentalmente de la posición topográfica del lote, el cultivo antecesor y el tratamiento previo”.
Los cultivares sembrados hasta la fecha todos pertenecen al ciclo largo. La intención de siembra estimada en el comienzo de campaña fue de unas 375.000 ha, con un incremento del 5 % sobre el área sembrada en el período anterior.
Los lotes con rastrojo de soja, están en pleno proceso de aplicación de herbicida, para control de malezas y con óptima humedad en la cama de siembra, excepto el norte provincial que acusa suelos aún con saturación y se demoran las labores.
Los pronósticos climáticos de inestabilidad a corto plazo y de estabilidad a largo plazo, con precipitaciones de diversas intensidades y montos pluviométricos, no evidenciarían complicaciones, explicó la entidad.