Es probable que los productos alimenticios se vuelvan más baratos en la próxima década a medida que aumenta la productividad, pero es poco probable que los objetivos globales de reducción del hambre y las emisiones se cumplan con las políticas actuales, indicó la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación y la OCDE.

Los precios de las materias primas agrícolas han aumentado desde el año pasado debido al auge de las importaciones chinas y al ajuste de los inventarios, lo que llevó a la FAO el mes pasado a pronosticar costos récord en 2021 para los importadores de alimentos. 

Sin embargo, los precios de la mayoría de los productos agrícolas deberían caer levemente en términos reales en la próxima década, volviendo a una tendencia a largo plazo de mejorar la producción para satisfacer la creciente demanda de una población en crecimiento, dijeron la FAO y la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), en un informe conjunto.

La demanda china seguirá siendo un impulsor de los mercados agrícolas mundiales, en particular para la carne, el pescado y los cereales forrajeros, pero aumentará a un ritmo menor que en la última década a medida que la población de China se expande más lentamente y el consumo de algunos alimentos se estabiliza, según el informe.

Se prevé que las emisiones totales de gases de efecto invernadero de la agricultura aumenten un 4% en 10 años, no disminuyan, y que el ganado represente alrededor del 80% del aumento, y el objetivo de la ONU de «hambre cero» para 2030 sigue estando muy lejos.

«El problema es la distribución y el acceso a los alimentos en algunas regiones», explicó la OCDE y reiteró el llamado de su organización para que los subsidios agrícolas se centren más en la infraestructura y la innovación. La perspectiva a 10 años asume una recuperación económica después de la pandemia de coronavirus en la que los mercados de alimentos demuestran ser resistentes.

Se prevé que las exportaciones agrícolas netas de Europa y Asia Central se duplicarán durante la década debido a los envíos de cereales de Rusia y Ucrania. Por el contrario, se prevé que las importaciones netas de África subsahariana aumenten en un 75% para 2030 debido al aumento de las importaciones de trigo, arroz, maíz y soja.