MARTÍN STEEMAN

Comunicación & Medios

La nueva campaña fina proyecta un aumento del 8% en producción

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Las primeras estimaciones para trigo y cebada en el próximo ciclo proyectan que el área sembrada con trigo alcance los 6,7 millones de hectáreas, con una producción estimada en 20,5 millones de toneladas. Mientras que la superficie destinada a la cebada se ubica en 1,3 millones de hectáreas, con una producción proyectada de 5,1 millones de toneladas.

Desde la Bolsa de Cereales de Buenos Aires señalaron que las últimas campañas globales fueron muy buenas a nivel productivo, incluyendo el trigo, aunque los stocks mundiales de este cereal se encuentran en mínimos de los últimos 10 años. Esta situación podría profundizarse en 2025/26, ya que se espera que el consumo vuelva a superar a la producción, reduciendo aún más los niveles de stocks. Mientras tanto, algunos de los principales exportadores proyectan caídas en sus volúmenes exportables. En contraste, Brasil —el mayor comprador de trigo argentino— anticipa una buena cosecha local, lo que podría limitar su necesidad de importar en la próxima campaña.

En cuanto al contexto local, la campaña fina 2025/26 se perfila con condiciones económicas más favorables para el productor. En cuanto a precios, el trigo cotiza levemente por encima del año pasado (+3%), aunque aún se ubica un 5% por debajo del promedio de las últimas cinco campañas. Sin embargo, la baja en los costos mejora la relación insumo-producto y permite proyectar una leve mejora en la rentabilidad proyectada. Este escenario sería aún más favorable si se mantuviera la reducción en los derechos de exportación del 12% al 9%. Además, se proyecta un uso de tecnología al menos igual, e incluso algo superior, al de la campaña pasada, lo que refuerza las perspectivas productivas positivas.

En los últimos diez años, Argentina ha mantenido un nivel de exportaciones de trigo relativamente estable, con un promedio de 10 millones de toneladas anuales, mientras que otros países exportadores continúan ampliando su participación. Esta dinámica ha llevado a una pérdida gradual de participación argentina en el comercio mundial. De cara al futuro, se espera un crecimiento moderado en las exportaciones argentinas, aunque fuertemente condicionado por la competencia de otros orígenes. Este escenario expone la necesidad de profundizar cambios que mejoren la competitividad del país. En los últimos meses se han observado avances importantes en materia de estabilidad macroeconómica y desregulaciones que permitieron ganar eficiencia y reducir costos. Ese camino, favorable, debe continuar para consolidar el salto que el agro argentino está en condiciones de dar.

Con respecto al valor agregado de las cadenas de trigo y cebada se estima en 4.723 millones de dólares, lo que representa un incremento del 31% respecto a la campaña anterior. Este aumento se puede atribuir, en parte, a la expansión de la superficie cultivada y del volumen producido, así como al efecto positivo de la relación entre los precios del trigo y sus costos de producción. Adicionalmente, se proyecta que las exportaciones de estos cereales experimenten una mejora del 15%, alcanzando un valor de 4.225 millones de dólares.

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