Con una reducción de casi el 36 % en la superficie ocupada por el río, la sequía hidrológica podría ocasionar pérdidas de producción y de rentabilidad en el arroz, debido a la probable disminución del área de siembra y el aumento en los costos de riego.
Toda la producción de arroz que se realiza en la Argentina se hace bajo riego por inundación, por esto, el actual escenario hidrológico puede impactar en la nueva campaña debido a los problemas para la captación de agua, sobre todo aquellas que riegan desde el río Paraná.
Técnicos del INTA Corrientes en un trabajo publicado señalan que “porcentualmente la mayor retracción se ha calculado en la provincia del Chaco, pero en superficie es en Santa Fe”. Y aclara que, si la bajante persiste, las áreas expuestas sin agua en superficie pueden aumentar aún más.
El arroz no es una planta acuática, se adapta a la inundación y puede vivir tanto en suelos inundados como en suelos sin inundar. “La inundación bien controlada crea las condiciones ideales para el desarrollo del cultivo y para que todos los insumos que se utilizan sean más eficientes, pudiendo ser aprovechados al máximo y obtener los mejores rendimientos”.
El arroz es un cultivo que se riega con agua dulce de pozos, represas o ríos. Por lo que, “si no hay recarga de represas o nivel adecuado del río que permitan regar adecuadamente, el impacto de la falta de agua será claramente negativo” y “el agua favorece el efecto de insumos (fertilizantes y herbicidas), ayuda en el control de plagas, malezas, algunas enfermedades y revierte el efecto de las bajas temperaturas en periodos importantes, como la floración”.
En los resultados obtenidos, “la evidencia satelital indica que en un año normal el río ocupa, en total, unas 398 mil hectáreas, frente a las 253 mil hectáreas que ocupa actualmente (julio 2021). Es decir, que hemos calculado una reducción de unas 150 mil hectáreas, mientras que cuando se desarrolla un evento el Niño fuerte (año 1998), el área total ocupada por el río fue de más de 1 millón de hectáreas”.
El informe destaca que “Frente al escenario actual, se podrían ocasionar pérdidas de producción por la necesidad de reducir áreas de siembra, sumado al incremento de los costos debido a las inversiones necesarias para adecuar el sistema de bombeo o por ineficiencia en el uso de productos, como fertilizantes o herbicidas”.
Está comprobado que el arroz de riego es la forma más común y eficiente de cultivar el cereal y, a pesar de que existen algunas diferencias entre las distintas regiones, se inundan las chacras al menos por 90 días durante el ciclo para asegurar un rendimiento óptimo.
En arroz, el rendimiento en grano se maximiza cuando se hace coincidir la floración –etapa crítica para la determinación del rendimiento– con el período de máxima oferta de radiación solar. Para esto la época ideal de siembra es durante septiembre, explicaron.