Con márgenes reducidos la soja se queda sin tecnología

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El crecimiento de la superficie de soja en la campaña que ha culminado con 50 millones de toneladas de producción, todavía muy por debajo del potencial que pudimos lograr hace 8 años, revirtió la caída del principal producto de la agroindustria del país, y ahora se estima un significativo crecimiento para la próxima siembra, cercana al 10%, por factores externos a la cadena. Así lo expreso Rodolfo Rossi en el seminario Acsoja 2024.

El año pasado la superficie creció casi un millón de hectáreas debido a la incertidumbre previa a las elecciones, la falta de disponibilidad de fitosanitarios y fertilizantes por restricciones a la importación, y los permanentes temas de la macroeconomía que llevaron al productor a reducir el área de otros cultivos y aumentar la de soja.

La próxima siembra, en la que se estima una caída importante en el área de maíz, la soja ocuparía gran parte de esa superficie, que sumada a la mayor siembra del trigo socio de la soja, permite estimar para un año normal y con mediana aplicación de tecnología una producción cercana a los 55 millones de toneladas.

El titular de Acsoja  señaló «como lo define nuestro lema en este Seminario sin dudas el complejo soja estaría ya “retomando la curva” en un proceso de resiliencia, en el cual existen desafíos y situaciones frente a determinadas variables económicas y en un comercio internacional complejo, con stocks mundiales altos y demandas inmediatas inciertas, también afectadas por situaciones políticas, externas y pronósticos climáticos que, en la combinación de ellos, han deprimido los precios en más del 20% respecto a un año atrás».

Decíamos en la mayor depresión de estos años, que la soja estaba intacta para recuperarse, básicamente preparada para “retomar la curva”. “Retomando la curva con la esperanza de siempre”, nos significa una recuperación positiva de la producción, después de un período lleno de dificultades. ”La esperanza de siempre “ implica que a pesar de…., tenemos una expectativa de mejora, soportando una capacidad ociosa récord que es trasversal a toda la cadena, siendo significativa en el sector industrial que con las importaciones de grano reduce en parte el impacto sobre la capacidad ociosa.

El contexto local en cuanto a los márgenes brutos está muy complicado, principalmente en campos alquilados, que si bien en los insumos la relación insumo producto esta equilibrada, los costos de los combustibles y de los servicios y han crecido de manera significativa.

Seguir produciendo un producto como la soja, con la oportunidad de crecimiento de demanda de los mercados a futuro que se estiman en continuo crecimiento, por lo insustituible en sus usos principales, el nivel de los derechos de exportación, nos coloca ante la imposibilidad de aprovecharlo y nos reduce la competitividad frente a los países productores-exportadores, y fundamentalmente afectando a vastas regiones del país productivo. Algunas mejoras hubo en estos meses, desregulando actividades y en la parte impositiva, esperemos que la ficha caiga de nuestro lado.

Por más remanido del reclamo, es la razón fundamental por la cual no despegamos en las inversiones y aplicación de las tecnologías disponibles, que repercutirían positivamente en el aumento de la superficie agrícola total y de los rendimientos unitarios los cuales permanecen estancados a nivel país y que de modificarse permitiría colaborar en aumentar la torta para mejorar la situación económica tan castigada de la población.

Los desafíos son diversos frente a este panorama, también las oportunidades, y el sector que siempre pone el hombro, mantiene la esperanza que las cosas, van a ser más favorables. Muchas veces planteamos puntos de reclamo que se confunden con quejas permanentes, pero no es así. Son propuestas, frente los desafíos de diferente índole, en definitiva, una propuesta de agenda para trabajar que determine mayor producción y aporte de divisas para el país.

Frente a los desafíos que se presentan para la cadena de la soja, los otros temas prioritarios son : la mejora continua en la articulación de los diferentes eslabones de la cadena, una nueva ley de biocombustibles, legislación en semillas, regularizar la gestión sobre la hidrobia, infraestructura de transporte y acceso a puertos, facilitación de inversiones para agregar y crear valor, calidad intrínseca del grano y generación de subproductos de alto valor, cooperación científico técnica en acuerdos público privados, las restricciones externas sobre fitosanitarios, aranceles y nuevas tecnologías en mejoramiento genético, y lo más actual como es el reglamento de la UE 1115 sobre no deforestación que a partir del 30 de diciembre del 2024, obligará a cumplir con nuevos standares.

Reconocemos en este último punto, que la harina de soja, es el principal rubro en exportaciones de la cadena y a nivel país, que si bien tiene un mercado atomizado en decenas de países, más de un quinto de las exportaciones van a ese mercado. Europa-27 es más que autosuficiente en cereales, pero solo produce el 8% de sus necesidades en harina de soja.

Estamos en un sector adonde carecemos por diversas razones de posibilidades de segregación en cualquiera de las producciones, por lo cual la plataforma implementada por la industria, que tiene el valor de haber sido la primera ofrecida por los países exportadores para adaptarse a la regulación, implica efectivizar toda una cadena de documentos, trazabilidad, pases de mano de productos, verificaciones, cadena de custodia, desde decenas de miles de lotes y actores, generando esfuerzos comerciales, costos y riesgos importantes para lograr el suministro y destacamos que no sabemos los planes futuros sobre otros productos.

Nuestro acuerdo en el tema fue concentrar los esfuerzos en peticionar y colaborar con el gobierno de turno, mostrando las dificultades que presenta una regulación que es unilateral, que no respeta las leyes nacionales, que tiene exigencias excesivas, que no reconoce los esfuerzos para mantener y mejorar la sustentabilidad de nuestro sistema productivo entre tantos otros argumentos, y que no ha escuchado los reclamos del país y de los otros países productores, poniendo en riesgo su propio abastecimiento. La agroindustria argentina tiene mucho y bueno para mostrar al mundo, que necesita alimentos, forrajes, productos de la química verde y bioenergías.

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