El departamento de información agroeconómica de la Bolsa de Cereales de Córdoba realizó un semblante de los mercados agrícolas, indicando para la soja un escenario estable y creciente en el mercado local y bajista para los mercados eternos.
La soja, con las tareas de cosecha finalizadas en Argentina y Brasil, el foco del mercado está puesto sobre Estados Unidos, donde el Departamento de Agricultura (USDA) revisó al alza las estimaciones de área sembrada para la oleaginosa en 200.000 hectáreas, respecto a la intención inicial de 36 millones de hectáreas y, posteriormente, las proyecciones de producción a 117,3 millones de toneladas.
Asimismo, el clima viene acompañado el desarrollo del cultivo, donde el 71% se encuentra en condición buena a excelente, contra un 62% en idéntica condición a la misma fecha de la campaña previa, superando también la media histórica de las últimas campañas. El 47% del cultivo se encuentra en floración, mientras que un 11% del total está formando vainas, siendo el mes de julio crítico para la determinación de rendimientos. De continuar este escenario existe la posibilidad de que la producción sea revisada al alza en futuros informes del USDA.
Las buenas perspectivas de producción contrastan con la exacerbación del conflicto comercial con China, quien a principios de julio impuso un arancel del 25% a las importaciones de soja que se realicen desde Estados Unidos, país que posteriormente dio un nuevo golpe al anunciar un arancel del 10% a más de 6.000 productos de la nación asiática. La cotización del poroto de soja en chicago cayó 21% en los últimos 60 días, mientras que en harina y aceite de soja, productos no alcanzados por los aranceles, las cotizaciones cayeron 13% y 12% respectivamente.
Se estima que China, principal importador mundial de la oleaginosa, demandará 103 millones de toneladas de soja esta campaña, razón por la cual funcionarios de dicho país están alentando a las empresas a reemplazar sus importaciones hacia otras naciones. Sin embargo, cuando se analiza el saldo exportable de los países sudamericanos, surge que los mismos son insuficientes para abastecer los requerimientos del gigante asiático, por lo que finalmente parte de la demanda caerá indefectiblemente sobre soja estadounidense y subproductos.
Debido a la presión que este contexto significa sobre la escasa disponibilidad de producción que existe en nuestro país por los fenómenos de sequía y exceso de humedad en momentos previos a la cosecha, se estima que las importaciones temporales pueden ser mayores a lo previsto por el Ministerio de Agroindustria, captando mercadería de Estados Unidos y Brasil. La industria local de procesamiento y la exportación llevan adquiridas 25 millones de toneladas de soja campaña 2017/2018, equivalentes al 68% de la producción, 17 puntos porcentuales por encima del promedio de las últimas 5 campañas a igual fecha.
Los precios en el mercado local también sintieron el impacto del contexto externo, con una caída de 13% desde mediados de mayo. Sin embargo, a futuro las cotizaciones muestran una senda ascendente por el compromiso del gobierno de continuar con el esquema de rebaja de retenciones, así como por los factores estacionales ligados a la menor disponibilidad de mercadería.
MAÍZ
En Brasil las demoras en la siembra de maíz safrinha, un menor paquete tecnológico y déficit de precipitaciones durante el desarrollo del cultivo en las principales regiones productoras impactaron sobre los rendimientos, que alcanzarían los 48 quintales por hectárea frente a los 55 quintales de la campaña 2016/2017. La producción 2017/2018 cerraría en torno a las 83 millones de toneladas, 15 millones de toneladas por debajo del ciclo previo.
Las tareas de cosecha han comenzado en algunos estados y tomarían mayor dinamismo a partir de la segunda quincena de julio, extendiéndose hasta septiembre. En nuestro país la cosecha avanza a gran ritmo, con un 82% del área apta recolectada, encontrándose 8 puntos porcentuales por encima del promedio de las últimas cinco campañas. En el plano comercial se llevan comercializadas 17 millones de toneladas de maíz de la nueva campaña, en línea con el promedio histórico, pero 1,5 millones de toneladas por debajo del ciclo previo.
La incertidumbre económica que se generó en el mes de mayo provocó una aceleración en la solicitud de permisos de exportación a los efectos de calzar operaciones. Los compromisos comerciales equipararon al stock de maíz en manos de los exportadores, por lo que para futuros compromisos deberán originar mercadería, escenario probable ante la ganancia de competitividad tras la devaluación del peso.
En los Estados Unidos, el 37% del cultivo se encuentra en estado de floración, período crítico para la formación de rendimientos, con buenas perspectivas dado que 75% de los maíces se encuentran en estado bueno y excelente, 10 puntos porcentuales por encima de la campaña 2017/18. La revisión al alza en la superficie sembrada en el informe del USDA de fines de junio motivó un aumento de casi 5 millones de toneladas en la estimación de producción, que se ubicaría en 361,5 millones de toneladas. Sin embargo, los rendimientos no fueron modificados pese a que por el momento el estado del cultivo es altamente favorable.
Pese al aumento de producción esperado en Estados Unidos, la exportación y el consumo interno continúan mostrando una buena dinámica, hecho que coincide con el menor stock inicial de Sudamérica para la campaña 2018/2019, derivando en la relación stock/consumo más baja de las últimas dos décadas. Pese al escenario descripto, los fondos especulativos revirtieron la posición compradora vendiendo más de 350.000 contratos desde finales de mayo, debido al efecto contagio que genera la caída del precio de la soja y otros productos afectados por la guerra comercial entre Estados Unidos y China, así como la incertidumbre política y económica que provoca sobre el resto de los países
Estos factores ayudan a explicar por qué el precio del maíz en Chicago ha caído 16% en los últimos dos meses, comportamiento que se ha replicado en mayor magnitud en el mercado local por matices propios. En los mercados a término de Argentina existe un aumento leve en los valores para los meses posteriores a la finalización de la cosecha.
TRIGO
El Departamento de Agricultura de los Estados Unidos recortó su proyección de producción mundial de trigo en 8,4 millones de toneladas respecto a su anterior estimación, por lo que actualmente se espera un total de 736 millones de toneladas a nivel mundial. El ajuste en la producción se debe a fenómenos de sequía que están afectando la franja centro-norte europea en momentos clave de la definición de rendimientos.
Similar contexto climático están atravesando Ucrania y Rusia, donde la producción en este último se ubicaría en 67 millones de toneladas, 18 millones por debajo del ciclo previo. En ambos países las tareas de cosecha avanzan a buen ritmo y continuarían hasta mediados de agosto para las variedades de invierno. En Estados Unidos el 63% del trigo de invierno ha sido cosechado, mientras que el 81% del trigo de primavera se encuentra en fase de pre emergencia floral. Respecto a la condición del cultivo, un 80% se encuentra en estado bueno a excelente.
El veloz avance de cosecha de las variedades de invierno en Estados Unidos, las buenas perspectivas para el trigo de primavera, los efectos colaterales de la guerra comercial con China y la fortaleza del dólar a nivel mundial presionaron a la baja las cotizaciones en Chicago. En Argentina la caída en las cotizaciones fue mayor que en Chicago, ligado a las expectativas de un aumento en el área sembrada en torno al 4% para el ciclo 2018/2019, así como un veloz desarrollo de las labores, donde a mediados de julio se ha logrado una cobertura del 88% de las hectáreas proyectadas.
En el mercado local se han realizado adquisiciones de trigo por 14,8 millones de toneladas, donde los exportadores compraron 11,3 millones de toneladas y los molinos 3,5 millones. Entre los meses de diciembre de 2017 a julio de 2018 se han vendido al exterior 9 millones de toneladas, 3 millones a Brasil y 6 millones a otros países. Se estima que restan de exportarse a Brasil 3 millones de toneladas desde nuestro país, por lo que los exportadores deberían adquirir un volumen cercano al millón de toneladas en lo que resta del año.
Asimismo, los molinos muelen en promedio 5,5 millones de toneladas anuales, por lo que deberán comprar 2 millones de toneladas hasta el empalme de la nueva cosecha. Partiendo de una oferta de 19,3 millones de toneladas al inicio del ciclo (sumando stock inicial y descontando uso para semilla y forrajes), se llegaría al nuevo ciclo con un stock que oscilará entre 1,5 a 1 millón de toneladas.
Por lo tanto, es probable que las cotizaciones en el mercado local se mantengan firmes en los próximos meses por suministros ajustados, pero con posibilidades de debilitarse a partir de septiembre cuando comienza a cosecharse en algunas zonas de Brasil y el incentivo de la demanda local de postergar compras ante menores precios para la nueva campaña.